Me encanta la lluvia, siempre me ha gustado. Me fascina el
olor a tierra mojada, y ver cualquier paisaje a través de las gotas, es algo
mágico. También, tengo que aceptar mi placer masoquista, me gusta la lluvia por
toda la nostalgia que me provoca. Llueve y me siento más sola que nunca, mas
voluble, más melancólica, pienso más, siento más. No sé que tiene la lluvia que saca todas las cavilaciones que
suelo guardarme para no exponerme, pero soy débil y el agua hace sus intentos
por purificar mi alma y a veces, sólo a veces, yo me dejo.
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